viernes, 13 de junio de 2014

Chocolate en tus labios.


Cruzan sus miradas, se sonrojan, no es la primera vez que les sucede. Se han visto en otras ocasiones, estudian en la misma facultad, pero, esta vez están más cerca. Se sonríen, tratan de entablar conversación, pero no les sale, una amiga común hace la presentación.
-Por fin -piensa  la chica contenta. No puede apartar la vista de su rostro, sus ojos, su boca, su pelo… lleva meses soñando con todo ello.
El encuentro ha sido fortuito y fugaz, sólo el tiempo de pronunciar unas cuantas palabras. Sin embargo, intercambian sus correos electrónicos y se agregan a los contactos de sus respectivos móviles.
En cuanto tiene un rato de intimidad le envía un whatsApp, le ha costado un buen rato decidirse, es muy joven, le da mucha vergüenza, pero lo que siente es más poderoso, y en sus miradas ha notado cierta complicidad. Espera no equivocarse, sería demasiado humillante.
Conciertan su primera cita. Será en su casa, en su cuarto. Tienen que hacer un trabajo de grupo. Mi madre no se opondrá -piensa con ironía- si fuera como según ella debe ser, seguro que se opondría.
Cuando llega, efectivamente, la madre de la chica hace a la perfección su labor de anfitriona, incluso les sube a su cuarto una bandeja con dos tazas de café con leche y dos porciones de tarta de chocolate.  


-Gracias –le dicen al unísono.
-No hay de qué–responde.
-Mamá, voy a cerrar la puerta, no queremos que los niños nos molesten, el trabajo es muy difícil.
 -De acuerdo cariño, no hay problema.
A solas se miran en silencio, no saben muy bien que decir, ni cómo actuar. Con una sonrisa se deciden a la vez a probar la exquisita tarta. Cuando se la acaban, se miran y, mutuamente, con el dedo índice se limpian lentamente las comisuras de los labios manchadas de chocolate.
El tiempo se detiene mientras lo hacen, las bocas entreabiertas, las respiraciones agitadas, basta un leve asentimiento ante su mirada interrogante, para que la chica se decida a besar sus labios. Lengua con lengua, labios con labios, curvas con curvas, suavidad exquisita, dulzura innata al entrelazar sus manos. Pieles blancas, tersas, jóvenes y suaves, largos y sedosos cabellos, uno negro y ondulante, el otro rubio y liso. Las dos chicas fundidas por fin, en un largo y sentido abrazo largos años añorado.
PD: el amor cuando es verdadero no entiende de límites ni fronteras.
                                                                                                     Amelia.






















          HISTORIA DEL CHOCOLATE.

            Los orígenes del árbol del cacao son inciertos, mientras unas teorías proponen que su expansión se produjo desde América del Sur hasta el sureste de México, otras afirman que fue al contrario. Lo que si se tiene por seguro es que las primeras evidencias de su uso humano se encuentran en México.
            En los primeros tiempos se consumía en forma de una especie de cerveza. Recientes estudios arqueológicos han datado alrededor del 1100 a.C., restos de esta cerveza de chocolate en trozos de cerámica. Se piensa que se utilizaba en rituales y en la celebración de matrimonios.
            Muy posteriormente, olmecas, mayas y aztecas comenzaron a consumir el chocolate del derivado de la pasta de los granos, aliñada o aderezada con chile. Se consideraba un alimento vigorizante.
    Cristóbal Colón, a su vuelta del cuarto viaje a América, trajo muestras de cacao a los Reyes Católicos, pero no tuvo éxito por su sabor picante y amargo. Hernán Cortés consciente del valor de las semillas de cacao entre los aztecas, que incluso las usaban como moneda,  decidió llevar muestras de éstas a la España de Carlos I en 1528, y es aquí  donde surge la Historia del chocolate en Europa.
              La incorporación de azúcar y de especies, como vainilla y canela, a partir de la cual puede considerarse chocolate en el sentido actual, se asocia casi siempre a miembros de órdenes religiosas. Las monjas de un convento de Oaxaca (México) fueron las primeras en América que añadieron azúcar al cacao y  en Europa se hizo por primera vez en el Monasterio de Piedra en Zaragoza.
Amelia.

10 comentarios:

  1. Delicioso relato. Las relaciones lésbicas es un dueño recurrente para cualquier hombre y supongo que para algunas mujeres también. Dejas a la imaginación todo lo boniti del acto y eso es lo que realmente lo hace excitante. Felicidades Amelía. Chapo.
    Quiero esa tarta de chocolate Noelia. Felicidades a ambas. Besos

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    1. Si, este veranito tenemos que hacer una quedada blogera/familiar en mi casa. Pero la receta será sorpresa :)

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    2. Muchas gracias por el ofrecimiento, señora.

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  2. Gracias Manolo, eres un fiel seguidor y te lo agradecemos. Tus comentarios siempre nos animan. Un beso.

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    1. No es para menos, Meli. Me encanta este proyecto...Hay que lanzarlo como sea.

      Otro beso, señora.

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  3. Respuestas
    1. Gracias Ciber, tus fiestas de primavera también están muy bien. Saludos.

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  4. Bonito relato Meli!!
    Con pocas palabras dices mucho!!

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  5. Muchas gracias preciosa. Es el cariño que tú me tienes. Un beso superfuerte.

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